En la ciudad de Salinero se duerme de día. Es un hábito heredado de una obligación. Y el ayuntamiento, en su inherente función de contribuir al bienestar del ciudadano, ha decretado una medida encaminada a mejorar la calidad de dicho cumplimiento. Siempre se trata de eso, de contribuir, de ayudar, de promover, de colaborar, en definitiva, de mejorar. Sucede que a veces, muy a menudo incluso, los ciudadanos disienten. Así pasa en la pensión de Salinero, donde la medida provoca que sus inquilinos queden encerrados en sus habitaciones. ¿Qué ha decretado el ayuntamiento?
Sobre el plano de una pensión acontece la pelea de cada uno con su mundo y sus contingencias, sintiendo, con consciencia o sin ella, que la vida se marcha y que se marcha sin saber cómo ni por qué, debiendo uno aferrarse al intento de llenar su armario con aquella realidad que actúa como intermediaria de nuestro irremediable final sin sentido.